
No se ven, pero se sienten. Una cautivante fragancia hace a la presencia de una persona, sin dudas suma puntos en su sex appeal, y por eso forman parte de los cuidados de belleza. Aprendamos en este post algunos datos sobre los perfumes, para aprender a sacarles el máximo provecho.
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Lo primero es saber que si respetamos los cuidados al almacenarlo, un perfume puede durar de dos a tres años, conservándose adecuadamente.
Para ello, es necesario guardarlo en el placard, o cualquier lugar oscuro y fresco. El baño, en cambio, no es un buen lugar, ya que la humedad y las variaciones de temperatura son perjudiciales para las fragancias.
Un buen perfume se caracteriza por tener una fragancia que persiste. Esta duración no depende del uso de fijadores, sino de las concentraciones y la calidad de las materias primas que se han utilizado en la elaboración del producto.
El tipo de piel también influye en la duración del perfume, resulta así que las pieles oleosas e hidratadas tienden a mantener la fragancia por más tiempo. Por otra parte, las pieles claras y secas hacen que el perfume se evapore antes, por ello se les recomienda la utilización de perfumes de notas florales, de larga duración.
La piel humectada ayuda a que el perfume dure más, por ello se recomienda utilizar cremas hidratantes antes de perfumarse.
No te apliques perfume si vas a ir a la playa o al sol, ya que algunos pueden contener sustancias fotosensibles que, dependiendo de cada piel, pueden causar manchas al exponerse al sol.
No se recomienda frotar las muñecas al colocarse el perfume, porque al hacerlo se quiebran las notas de salida, y se pierden aroma y duración.
Las fragancias con notas cítricas son ideales para personalidades enérgicas, mientras que las fragancias florales comunican sensualidad y ternura, ofreciendo un toque extra para conquistar.
Las mujeres rubias tienden a tener piel más clara y delicada, lo que las hace en muchos casos incompatible con fragancias que contienen muchas notas verdes.
En invierno, lo ideal es elegir fragancias más dulces e intensas, con notas especiadas, amaderadas, con notas de chocolate, vainilla, frutos secos y florales dulces. En cambio, en verano la piel transpira más, y necesitamos que la fragancia nos transmita frescura. Es el tiempo ideal para aquellos perfumes de fragancia más ligera, de notas cítricas y frutales más ácidas, también con notas verdes, para sentir que el perfume acompaña a sobrellevar el calor, y no al revés.
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