
A la hora de realizar la rutina diaria de cuidado de la piel -indispensable para un cutis saludable-, es habitual cometer algunos errores a la hora de adquirir cosméticos y productos de cuidado facial, por desconocimiento. Estas equivocaciones pueden corregirse para obtener los mejores resultados en el cuidado de la piel. Un breve repaso para aclarar todas las dudas.
Lo fundamental es contar con los productos adecuados a cada tipo de piel, que cubran las necesidades en cada caso. Así por ejemplo, las pieles grasas deben limpiarse con productos libres de aceite, pero que pueden contener talco o caolín para neutralizar la oleosidad. Las pieles secas, deben humectarse con productos con vaselina o lanolina en su composición, mientras que las mixtas, deben tener estos mismos productos pero en pequeña cantidad. A leer etiquetas, entonces.
Si se utiliza un tratamiento con varios productos, se deben aplicar siguiendo un orden: del más liviano al más denso, es decir primero los basados en agua o alcohol y, después, los basados en siliconas, aceites o ingredientes más pesados como serums, cremas humectantes nocturnas o aceites.
En esta misma línea, la de elegir el producto adecuado, es que las prácticas toallitas desmaquillantes deben limitarse debido a que tienen una considerable cantidad de alcohol, que reseca e irrita el cutis. Una leche ligera, gel o espuma de limpieza para pieles grasas, al tiempo que las leches o cremas para los cutis secos, son los productos de limpieza y desmaquillaje indicados.
Limpiar los elementos de maquillaje como brochas y esponjas es necesario para evitar alergias e irritaciones, al menos una vez por mes y con el producto adecuado, se venden jabones especiales para ello o si no, un jabón neutro es suficiente.
Los cosméticos, en su mayoría, contienen fragancias para hacerlos más agradables, pero se trata del componente que genera mayor índice de alergias. Por eso, para evitar irritaciones y reacciones, conviene elegir productos sin fragancias siempre que sea posible.
Otro producto más que debe buscarse en las etiquetas para evitarlo es el alcohol. Estos productos tienden a eliminar la barrera protectora natural de la piel, de acuerdo a la Asociación Norteamericana de Dermatología, que no los recomienda ni para pieles sensibles o secas ni para personas con problemas de acné.
Un error importante es no limpiar la piel, en especial antes de ir a dormir y al levantarse. Se debe utilizar agua fresca, no tibia ni mucho menos caliente, ni tampoco excesivamente fría. El agua caliente irrita la piel y puede romper los capilares -pequeños vasos sanguíneos superficiales- mientras que el agua fría es también nociva: es un mito que hay que lavarse la cara con agua fría para cerrar los poros.

No es buena idea exfoliar el cutis excesivamente. Una vez por semana, la exfoliación permite remover células muertas y desincrustar impurezas, a lo sumo los cutis grasos se beneficiarán de hacerlo dos veces a la semana. Pero más de eso, sólo logrará irritar la piel en demasía y eliminar su capa protectora natural.
En la actualidad, el consejo es utilizar protector solar toda vez que se salga a la calle, a cualquier edad y en cualquier época del año, debido a que el foto-envejecimiento es una de las principales causas de envejecimiento cutáneo, y se produce no sólo al tomar sol ex profeso, sino que en todo momento que se está al aire libre, en especial si es entre las 10 y las 16 horas. Se debe utilizar una crema con filtro solar antes del maquillaje, o las modernas bases de maquillaje que ya contienen SPF -de moderado a alto, dependiendo de la tipología de piel.
Finalmente, una piel sana es producto de una vida sana. No se debe fumar ni beber alcohol, y sobre todas las cosas, se deben comer muchas frutas y verduras que estudios recientes han confirmado que sirven para retrasar el envejecimiento celular. Por otra parte, el exceso de carbohidratos actúa acelerando dicho proceso.
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