Sugaring, milenaria técnica natural de depilación

Desde tiempos inmemoriales, en muchas culturas se impuso la costumbre de la remoción del vello en mujeres, como una manera de acentuar la feminidad. Antes de la existencia de la variedad de productos que hoy encontramos en el mercado – por no mencionar las técnicas de depilación permanente –, el sugaring era una forma natural y hogareña de tratar el vello. Consiste básicamente en utilizar azúcar caramelizada para adherirla a la piel y así arrancar el vello de raíz, como comúnmente se hace con la cera actualmente, pero con azúcar.

 

Sugaring, milenaria técnica natural de depilación

Esta técnica se conoce desde el año 1900 antes de Cristo, el azúcar como tal se conocía en Persia y zonas circundantes. En Medio Oriente, Egipto, Turquía, India, el sugaring es conocido y tradicional.

Entre las ventajas del sugaring con respecto a la cera, destaca que se puede utilizar a una menor temperatura reduciendo la molestia y el riesgo de quemaduras, y al ser un producto natural, evita reacciones alérgicas. La otra gran ventaja, claro está, es que es una técnica sumamente económica.

Aseguran además que la técnica resulta menos dolorosa que la cera, y los resultados tienen la misma duración. Se puede utilizar en cualquier parte del cuerpo sin temor a reacciones e irritaciones, ya que contiene sólo sustancias naturales y se utiliza a temperatura baja. Las pieles sensibles suelen reaccionar mucho mejor con este producto que con la cera depilatoria comercial. Y como el azúcar es hidrosoluble, los restos se quitan fácilmente con un poco de agua tibia al terminar – a diferencia de la cera, cuyos restos son difíciles de retirar.

Otra ventaja más es que el sugaring es efectivo con vellos muy cortos, más que la cera.

La desventaja es que acostumbrarse al sugaring, lograr la textura perfecta, llegar a una temperatura óptima y obtener un buen resultado, lleva algo de práctica. Pero quienes la prueban y la adoptan, aseguran que nunca más se vuelven a depilar de otra forma.

La receta clásica para sugaring incluye mezclar ocho unidades de azúcar con una de agua y otra de zumo de limón natural. Se lleva a fuego suave hasta que adquiere un color dorado, sin llegar a que oscurezca, se deja templar y se utiliza. La consistencia debe ser la de una pasta. Como decíamos, con la práctica se aprende a alcanzar el punto justo, que se logra a una temperatura entre 118º y 121º.

Otra forma de corroborar si ya está listo el sugaring, es colocar una gota en un vaso de agua, si con la gota podemos formar una bola blanda al tacto, es que ya está.

La técnica consiste en preparar una pasta con azúcar y limón que se lleva al calor hasta que comienza a caramelizar, luego se puede dejar que alcance temperatura ambiente. Se distribuye esta pasta en la zona a depilar con los dedos o ayuda de un palillo de madera, y luego se retira la cinta de producto en sentido contrario al crecimiento del vello. Ayuda si se aplica sobre la piel un poco de almidón de maíz, para lograr más adherencia y suavidad en la piel.

Quienes adoptan el sugaring, no lo cambian por nada, así que será cuestión de probar.

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