Seguramente, más de una vez, te has levantado y al verte en el espejo notaste que un granito invadió tu cara.
En la pubertad y adolescencia es cuando se manifiestan de mayor grado, hasta el punto de llegar a tener graves problemas con el acné.
¿Por qué nos salen granitos? Las causas son varias…
Uno de los motivos puede ser la mala calidad del maquillaje que usas. Los que venden en las casas de bijouterie no son recomendables para su uso, muchos tienen componentes súper dañinos que agreden tu piel más de lo que imaginas.
Otras de las causas son la mala alimentación y el exceso de grasas. Si te gusta el chocolate, debes estar alerta. ¿Por qué?, no todos son auténticos, la mayoría, especialmente los económicos, no son puros si no un “baño fantasía” que no es nada más ni nada menos que grasa pura disfrazada de una golosina tentadora. Estos son terriblemente perjudiciales, tanto para el organismo, como para tu cara.
Presta atención si luego de las comidas notas que tus mejillas empiezan a brotarse. Eso es una reacción alérgica a lo cual debes estar muy atenta. La mostaza es uno de los desencadenantes de esta hipersensibilidad.
La almohada acumula bacterias y si no lavas la funda aunque sea una vez por semana, también será causante de la formación de barritos.
¡No se te ocurra ir a dormir sin desmaquillar tu rostro! De lo contrario el cutis se resecará y tendrá un muy mal aspecto. Lo aconsejable es utilizar un gel exfoliante a la noche para quitar todas las impurezas que pudiera haber.
Existen muchas cremas y remedios para estos problemas que tornamos “cotidianos”. Para obtener óptimos resultados el tratamiento debe ser constante, puede llevar meses o años.
Lo mejor siempre será que primeramente consultes un dermatólogo para que conozcas con exactitud qué tipo de medicación necesitas.
Pero el gran problema de todas es cuando ¡Nos sale un granito justo el día que tenemos un evento importante!
Claramente no quedará a tono con tu vestido y zapatos. Por suerte tenemos la solución.
Primero no desesperes. Los nervios podrían provocar que aparecieran más con el correr de las horas. Segundo, si bien el mito siempre dijo que “no hay que reventarlos porque quedan marcas”, esto no es del todo cierto. Si eres suave y precavida lo ideal sería que quites todo liquido que pueda haber dentro de él, siempre que esté a la vista. Luego con un algodón ponte agua oxigenada para desinfectar y frenar el sangrado si es que lo hay.
El tercer paso será que laves la zona afectada con “jabón neutro”, ese que usa tu mamá para lavar la ropa, también denominado “pan de jabón”. Asegúrate que no tenga perfume. Una vez que hayas cumplido con este procedimiento, toma un pedazo pequeño del mismo y colócalo sobre la lastimadura que ha quedado. Toma en cuenta que la cara debe estar previamente húmeda.
Verás que con el correr de las horas se irá curando y cuando sea el momento de salir puedes cubrirlo con algún rubor del tono de tu piel y ¡Chau granito!
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