Los beneficios de la aromaterapia – Aceites esenciales

Aceites esenciales para aromaterapia

La aromaterapia y sus beneficios para el cuerpo y la mente.

En el contexto de la palabra aromatera­pia se centran: aro­ma que implica fra­gancia, olor muy agradable y terapia que significa trata­miento que cura afecciones fí­sicas o mentales. Por ello se define a la aromaterapia como terapia verdaderamen­te holística, que tiene en cuen­ta la mente, el cuerpo y el es­píritu de la persona.La aromaterapia es una tera­pia natural que se basa en el uso de los aceites esenciales extraídos de las plantas fres­cas con finalidad terapéutica.

Los aceites esenciales de dife­rentes plantas vienen usándo­se desde hace cientos de años. Chinos, hindúes, egip­cios, griegos y romanos, ya usaban los aceites esenciales en cosméticos, perfumes y me­dicinas.

Las sustancias que se utilizan en aromaterapia no son fra­gancias (mezclas aromáticas empleadas en perfumería), son aceites esenciales puros, sustancias volátiles que son extraídas de diversas partes de las plantas y tienen propie­dades curativas. Son las sus­tancias que dotan de un olor característico a la planta en la que se encuentran.

Los aceites esenciales pueden ser utilizados con un enfoque físico, emocional, o mental y son ideales combinados con otras terapias. Su eficacia y rapidez dependen de la pure­za y calidad que contengan.

Para obtener resultados a ni­vel terapéutico es necesario no sólo que sean 100% pu­ros, sino que estén convenien­temente destilados.
La potente acción que tienen estas sustancias requiere mu­chos estudios y ha obligado ha desarrollar una aromate­rapia científica, en la que se ha basado la comunidad in­ternacional para establecer las normas internacionales en el uso terapéutico de los acei­tes esenciales auténticos.

Esta es la aromaterapia que con sus investigaciones per­mite explicar, por ejemplo, la acción inmunológica de cier­tos aceites esenciales, pues se ha comprobado que des­pués de un masaje de cuerpo entero con aceites esenciales activadores de la respuesta inmune, ésta queda elevada durante tres días seguidos. También se ha observado que en aplicaciones estéticas ayuda a reducir manchas os­curas, cicatrices, regenera arrugas y devuelve la tersura a la piel.

En los centros especializados encontramos propuestas de tratamientos con aromas de chocolate, de vino, de oriente o del océano, que nos entran por la nariz y por la piel en forma de masajes maravillo­sos, que nos transportan a otros lugares y que no ejer­cen ninguna acción terapéuti­ca fuera de la relajación cor­poral.

Si además de la relajación corporal deseamos actuar te­rapéuticamente sobre nuestro organismo, entonces ya debe­mos asegurarnos de que un especialista nos aplique ver­daderos aceites esenciales con la dosis correcta y en un contexto terapéutico para en­contrar resultados más allá de los puramente sensoriales, es decir, asegurarnos de aplicar Aromaterapia Científica. Una cosa no es mejor que otra, simplemente es diferente. Pero debemos conocer esa diferencia. Y reconocer que un masaje de Aromaterapia con aceites esenciales auténti­cos, además de ser una mara­villosa experiencia sensorial, tiene una profunda acción te­rapéutica en el cuerpo y en el alma.

Por otra parte, un baño con aceites esenciales puede ser relajante o sedante, estimu­lante, tónico, afrodisíaco, pro­ductor de calor o de frío. Pue­de brindar alivio al dolor muscular y a las afecciones de la piel, y actuar como tra­tamiento o medida preventiva para numerosas afecciones fí­sicas, dependiendo simple­mente de la elección de los aceites añadidos al baño.

Sin embargo, es en la reduc­ción del estrés donde los ba­ños aromáticos resultan más valiosos.

El modo de preparar un baño aromático es muy simple:

Lle­nar primero el baño con agua templada, justo antes de en­trar en el baño, verter de 6 a 10 gotas de aceite esencial sobre el agua, y agitar dando vueltas con la mano para dis­persar el aceite. No se debe preparar el baño de antema­no, pues se pierde gran parte de los aceites, que son alta­mente volátiles. Algunos ba­ños muy útiles son, por ejem­plo, el preparado con aceite esencial de eucalipto y pino para mejorar las vías respira­torias, o el que se prepara con aceite esencial de lavan­da y azahar.

Añadir el aceite esencial a un aceite portador, o a algún otro diluyente, como la leche o el alcohol, antes de echarlo en el agua, especialmente si la piel es sensible. La peque­ña cantidad de aceite esen­cial utilizado en relación con la cantidad de agua de un baño ordinario puede resultar una sorpresa, pero es más que suficiente. El aceite se ex­tiende formando una película muy fina sobre la superficie del agua, y parte de este aceite se adherirá a la piel al entrar en el baño. El calor del agua ayudará a la absorción del aceite a través de la piel, y parte del aceite será tam­bién liberado como vapor aromático e inhalado. De 15 a 20 minutos dentro del baño es tiempo suficiente para de­jar que los aceites hagan su efecto.

La elección de los aceites dependerá del efecto que se espera producir. Algunos de los más valiosos y más frecuentemente utilizados son:

  • Lavanda, para relajarse, aliviar la tensión muscular y promover un buen sueño.
  • Manzanilla, también para contribuir al sueño y aliviar las afecciones alérgicas de la piel.
  • Mejorana, para contrarrestar el enfriamiento y aliviar los dolores musculares.
  • Romero, para estimular, especialmente en los baños matinales.
  • Bergamota, por su efecto regocijante y elevador del ánimo, y por sus propiedades antisépticas y desodoran­tes.
  • Árbol del té, con actividad bactericida y eficaz en el tratamiento de los hongos, especialmente en el caso de hongos en las uñas.

Fuente: www.revistafarmanatur.com

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